El pasado 13 de diciembre celebramos las últimas Escuelas de Familia de este año 2025, un espacio pensado para acompañar, informar y fortalecer a las familias en los retos que plantea la crianza y la educación.
En esta ocasión, contamos con la ponencia de Alba Guerrero, quien abordó un tema de gran interés y actualidad: la relación entre el TDAH y las conductas adictivas, ofreciendo una mirada clara, realista y profundamente práctica.
TDAH: comprender para acompañar mejor
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que implica dificultades en la atención, la impulsividad, la regulación emocional y el sistema de motivación y recompensa. Estas características hacen que algunas personas con TDAH presenten una mayor vulnerabilidad a desarrollar conductas adictivas.
Sin embargo, uno de los mensajes clave de la sesión fue claro: tener TDAH no significa que una persona vaya a desarrollar una adicción. El TDAH aumenta el riesgo, pero no determina el destino.
Conductas adictivas: más allá de las sustancias
Durante la charla se desmontaron varios mitos muy extendidos, como la idea de que solo las drogas generan adicción. Alba Guerrero explicó que también existen adicciones comportamentales, como el uso problemático de pantallas, videojuegos, redes sociales, compras compulsivas o juego online.
Estas conductas activan el mismo sistema de recompensa en el cerebro y pueden convertirse en problemáticas cuando existe pérdida de control, necesidad creciente y un impacto negativo en la calidad de vida, el bienestar emocional, las relaciones o el rendimiento académico.
Un aspecto especialmente relevante fue subrayar que no es necesario esperar a que exista una adicción para intervenir: el mal uso ya es un signo de alerta y una oportunidad para actuar.
Señales de alerta en casa
Algunas señales que pueden indicar un problema son:
- Abandono de actividades que antes resultaban placenteras
- Irritabilidad o explosiones emocionales al limitar el uso de pantallas
- Mentiras o conductas ocultas para mantener la actividad
- Aislamiento social o bajada del rendimiento escolar
- Dificultad para parar una conducta una vez iniciada
Detectarlas a tiempo permite prevenir situaciones más graves.
Claves prácticas para intervenir en familia
La sesión finalizó con una guía muy práctica para las familias, centrada en cuatro pilares fundamentales:
- Límites claros y estructura diaria, acordados en momentos de calma y aplicados con coherencia.
- Alternativas de regulación emocional, que no dependan de la tecnología y ayuden a gestionar el malestar.
- Conectar antes de corregir, validando la emoción antes de marcar la norma.
- Reforzar la conducta adecuada, poniendo el foco en lo que sí queremos que hagan nuestros hijos e hijas.
Estas estrategias no solo reducen el riesgo de conductas adictivas, sino que fortalecen la autoestima y el vínculo familiar.
Un cierre con mirada preventiva
Las Escuelas de Familia vuelven a recordarnos que la información, el acompañamiento emocional y la estructura son herramientas clave para la prevención. Detrás de cada conducta difícil hay una emoción que necesita ser comprendida, y detrás de cada familia que acompaña, existe un cambio posible.
Agradecemos a Alba Guerrero su cercanía y claridad, y a todas las familias su participación activa. Cerramos así las Escuelas de Familia de 2025 con el compromiso de seguir creando espacios de apoyo y aprendizaje compartido.











